Representantes del Territorio Indígena Multiétnico (TIM) del Beni Foto: Soledad Enriquez 2018.
Autor: Juan Carlos Rojas Calizaya, investigador consultor de CIPCA Beni
Fecha: 07/02/2020
Bolivia está en un momento muy especial en la construcción del Estado Plurinacional. Es un momento de transición entre un gobierno que cerró un ciclo y otro que recién se elegirá. El primero se proclamaba indígena, democrático, anticapitalista y defensor de la madre tierra pero que se comportaba -en los hechos- contrario o inconsecuente con dichos principios; el segundo todavía está por llegar.
En este periodo de transición se vienen identificando políticas que se adoptaron en el anterior gobierno y que son contrarias al interés nacional, a la normativa vigente o que promueven inequidad favoreciendo a unos en contra de otros, tal sería el caso del PLUS del Beni. Un Plan de Uso de Suelo (PLUS) es un instrumento de planificación del ordenamiento del uso de un determinado espacio geográfico, cuya naturaleza es esencialmente técnica sujeta a un marco legal, y contempla los usos considerando las condiciones biofísicas, tecnológicas, socioculturales, económicas y políticos institucionales del territorio. El PLUS Beni fue gestado hasta su conclusión y aprobación durante el gobierno -nacional y departamental- del MAS desde el 2016, que se autoproclamaba indígena y defensor de la madre tierra, y fue promulgado en este periodo de transición, por la presidente de la Asamblea Departamental, cuya composición no ha cambiado y mantiene la hegemonía del MAS.
Sus promotores y beneficiarios, despliegan una estrategia orientada a crear opinión pública favorable con varios argumentos, entre los que destacamos cuatro. El argumento más utilizado expresa que se trata del instrumento de desarrollo necesario para el despegue económico del Beni, en la perspectiva de dejar de ser el patio trasero de Santa Cruz; tal propósito es imposible alcanzar con el anterior PLUS que data del año 1999, por su carácter protector de las tierras boscosas del Beni. Entonces, el nuevo PLUS sería el instrumento absolutamente necesario para salir de la pobreza y por ello, habría sido ampliamente consensuado en eventos territoriales y sectoriales.
Para mostrar sus bondades se lo presenta como una simple “actualización de la norma” que expresa un nuevo modelo productivo, cuya visión de desarrollo se basa en la conservación de la sostenibilidad del ecosistema y la protección de los nichos ecológicos, espacios que se asentarían en el 55% del territorio beniano donde están las áreas protegidas, los bosques y las servidumbres ecológicas. No se trataría de una nueva norma, que produzca cambios traumáticos, sino que apunta al cuidado de la madre tierra.
Por tanto, esta medida que hará posible el despegue económico, es presentada como un “simple” cambio de vocación de uso de los suelos -en una de las subcategorías- de uso ganadero extensivo a uso agropecuario extensivo. De este modo, el nuevo modelo pensado se aplicaría solamente en predios ganaderos de 3 regiones: 1) monte San Pablo hasta cerca a Carmen del Iténez para cultivar arroz y soya, 2) triángulo Yucumo – San Borja – Rurrenabaque hasta cerca de Reyes para producir caña de azúcar, y 3) las sabanas arboladas del precámbrico para producir granos a gran escala, plantaciones forestales maderables y cría de ganado de corte. Las 3 regiones suman 7,6 millones de hectáreas, pero se proyecta que el nuevo modelo abarque únicamente a 2,7 millones de hectáreas (35%) en las 3 regiones, en los próximos 20 años.
El nuevo modelo a aplicar se denomina “agricultura de las pampas”, amigable con el medio ambiente, basado en el manejo y aprovechamiento de la sabana y su relación con las aguas, que recuperaría prácticas precolombinas, sin intervenir en los bosques; pero, requiere la aplicación de medidas correctivas para garantizar la productividad en estas tierras de alta acidez, y para mejorar dicha condición ácida, prevé aplicar calcáreo dolomítico. Hasta aquí los principales justificativos.
Para valorar la pertinencia del propósito último y verificar la consistencia de los argumentos que sustentan este nuevo instrumento de planificación departamental, es preciso analizar la información presentada. Sin embargo, ello no es posible porque el documento hecho público no presenta la información técnica y científica completa, como corresponde a un documento de esta naturaleza. Por tanto, no se puede saber si las decisiones adoptadas responden a las cualidades de la tierra y la necesidades sociales y económicas de la población; a no ser que haya sido un olvido involuntario. Estas falencias se parecen mucho a la actitud del anterior gobierno de ocultar información o presentarla incompleta, porque existen propósitos que no serán aceptados por la población. La falta de información técnica y metodológica del nuevo PLUS, pone en entredicho la rigurosidad técnica y científica en su elaboración y la pertinencia de las decisiones adoptadas.
Por otro lado, existe una contradicción entre la propuesta y a forma en que se concibe aplicar. La propuesta, como lo dijo la Presidente de la Asamblea Legislativa Departamental, es que el PLUS “…nació de la demanda legítima de sectores organizados y del pueblo beniano…”, y que “…ahora somos conscientes y estamos convencidos que el Beni puede ser un departamento agropecuario, productivo y viviendo en armonía con la naturaleza, porque queremos un Beni mejor, un Beni productivo, un Beni desarrollado, un Beni industrializado” (La Palabra del Beni 30/12/2019: 13). Mientras que la aplicación del modelo de “agricultura de las pampas” está orientado a las estancias ganaderas, dejando de lado las otras tierras donde viven los indígenas y otros actores, quienes además han denunciado haber sido excluidos de este proceso. Es una actitud que tiene matices excluyentes, bajo el discurso de respeto de la madre tierra; como si el desarrollo o la industrialización sólo valdría para ganaderos y agroindustriales, y los indígenas quedarían fuera de este proceso porque deben dedicarse a vivir en y de la naturaleza, y como si los efectos negativos de dicho modelo sólo se circunscribirían a sus tierras y no afectarían al entorno.
Pero, los antecedentes de este razonamiento hay que identificarlos en otros espacios y momentos. Uno de ellos es la decisión del anterior gobierno para ampliar la frontera agrícola en Bolivia, para cumplir los compromisos de exportación de productos agrícolas, soya y caña de azúcar principalmente. Otro, se refiere a la pérdida del peso que tenía la ganadería beniana en el contexto nacional; desde el 2012 ha cedido a Santa Cruz el primer lugar en hato ganadero y no podrá recuperarlo por el modo de producción que se hace en el Beni; de ahí es que se reconoce que la ganadería beniana está en crisis y está buscando la forma de repuntar esta situación con el nuevo PLUS.
Entonces, se crearon las condiciones para que los ganaderos tomen la iniciativa y desplieguen una estrategia en todos los niveles institucionales y sociales para modificar la norma técnica que “impedía” su desarrollo. Así lo manifestó Abdón Antonio Nacif Abularach, presidente de la Federación de Ganaderos del Beni (FEGABENI) el 2018, cuando explicó que estaban trabajando una propuesta para incorporar la agricultura en sus predios, como actividad complementaria, para lo que, dijo: “…hemos definido, hemos venido haciendo un trabajo con la ABT, definiendo casi 7 millones de hectáreas para el tema de agricultura…” (en Programa Beni Ganadero 2018: 20’15 – 20’24”). Es decir, ya había una decisión para la que se estaban buscando los argumentos técnicos y se contaba con la participación de las instituciones estatales en el nivel nacional y departamental. Adicionalmente, contaron con el apoyo de la organización de comunidades interculturales, de fuerte peso político en el anterior gobierno nacional, que tienen el interés de producir caña de azúcar para el ingenio de San Buenaventura.
Por los antecedentes mencionados, tal parece que primaron los criterios económicos, antes que los técnicos y científicos, como si hubiera existido una definición política previa a la que tenía que acomodarse el trabajo técnico; se trataría de una versión del famoso “le meto nomás, que los técnicos lo arreglen, para eso estudiaron”. Finalmente, por las razones explicadas, el nuevo PLUS contiene el proyecto de inaugurar un nuevo momento en la historia del Beni, a título de salir de la pobreza o dejar de ser el patio trasero de Santa Cruz, pretende acoplarse a un modelo que mueve grandes capitales vinculados al mercado internacional, pero que beneficiaría a un sólo sector y cuyos efectos previsibles llegarían a todos. Los beneficios económicos del modelo se quedarían en algunas manos, mientras que los efectos socio culturales y ambientales llegarían a todos.
Entonces, como se trata del futuro donde todos lo benianos asistirán y este es el único territorio que les cobija, se impone la necesidad de un diálogo abierto entre todos los actores sociales y económicos como indígenas, ganaderos, campesinos, autoridades departamentales y municipales, instituciones y grupos ambientalistas, colectivos urbanos, porque el desarrollo y el territorio son asuntos de su interés directo. Diálogo que debe caracterizarse por ser informado, técnicamente sustentado, ampliamente debatido, para concertar cómo encaminarse hacia ese futuro compartido; caminando juntos, no revueltos, pero juntos, sin que falte ninguno. Esa es la tónica que corresponde a este momento histórico y que la presidente del Estado está impulsando para todo el país; estamos seguros que lo hará con mayor razón en su tierra natal.
Las opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad del autor y no necesariamente representan la opinión de CIPCA.
Por una Bolivia democrática, equitativa e intercultural.