Foto: Archivo CIPCA Cordillera
Autor: Néstor Cuellar Alvarez, director de CIPCA Cordillera
Fecha: 09/06/2020
El ganado bovino se cría a lo largo y ancho
del planeta por las distintas culturas para diferentes usos, trabajo,
carne o leche, y en algunos casos para festividades. La producción y cría de
estos animales se conoce como ganadería bovina. La estadística mundial del año
2019 indica que el país con mayor producción es Estados Unidos, con 12.725
millones de toneladas métricas de carne vacuna, seguido por Brasil (10.200 TM),
China (7.400 TM), Argentina (3.000 TM) y Australia con 2.180 TM. En leche los
mayores productores mundiales son India, Rusia, Alemania y Francia.
El año 2012 se contabilizó aproximadamente 1.684 millones de cabezas de bovinos, lo que indica que una de las principales actividades que contribuye al calentamiento global y cambio climático es la ganadería, que en términos generales alcanza aproximadamente 320 millones de toneladas anuales de emisiones de metano antrópico producido en el mundo (Van Aardenne et al.,2001).
Un informe del Instituto Nacional de Estadística indica que el 2015 en Bolivia había 8.315.504 bovinos y en el Chaco la población bovina el mismo año era de 962.538 cabezas, siendo que el 11,57% de la actividad ganadera se la realiza en la región del Chaco.
La actividad ganadera en Bolivia por lo general es de manejo extensivo, es decir aquella que se desarrolla en terrenos de gran extensión para que dichos animales puedan alimentarse, es una práctica que no demanda grandes inversiones económicas. En el Chaco un 90% de la producción ganadera se la realiza de manera extensiva, (Jiménez, 2015). Esta forma de explotación ganadera no contempla ni garantiza un manejo racional, tampoco sostenible de los recursos naturales disponibles, en especial agua y monte, lo que se traduce en baja productividad del hato. El conjunto de estas prácticas de manejo del ganado no contribuye a la sustentabilidad del sistema de producción extensiva porque la intensidad a la que es sometido como la degradación del monte, erosión de suelos, emisión Gases de Efecto Invernadero (GEI) son muy altos.
Desde hace algunas décadas en el Chaco boliviano se viene implementando una nueva forma de explotación ganadera, caracterizada por un manejo semi-intensivo, denominada “ganadería comunitaria sostenible” o nueva ganadería, en comunidades donde el uso sostenible y racional del monte y agua son sus principales pilares, esto acompañado de un manejo riguroso del hato ganadero, administración eficiente, optimización del espacio territorial y participación activa de todos los miembros de la comunidad permite obtener productos en cantidad, calidad y oportunidad orientados a la seguridad alimentaria y generación de ingresos económicos. Es una alternativa importante para muchas familias productoras en diferentes regiones de Bolivia y en especial del Chaco. Ejemplo de esta acción son los resultados alcanzados en el Centro Ganadero Yembɨguasu de la Capitanía Zonal de Machareti, el Centro Experimental El Salvador, Cabaña don Fidel en el municipio de Boyuibe y las comunidades de San Francisco e Itatiki en el territorio de la Autonomía Indígena Guaraní Charagua Iyambae, por nombrar algunas experiencias exitosas.
La regional CIPCA Cordillera acompaña desde hace más de 40 años distintos procesos en las comunidades guaraní, siendo uno de los más importantes la reconstitución de su territorio y ocupación con asentamientos humanos y ocupación con iniciativas productivas donde se garantice el aprovechamiento, uso y manejo sostenible de los recursos naturales disponibles. Este último accionar se estructura en base la metodología de implementación de la Propuesta Económica Productiva (PEP) de CIPCA, que tiene por objetivo garantizar la seguridad alimentaria de las familias y generar excedentes para la comercialización, proyectando un desarrollo rural sustentable basado en la gestión equitativa del territorio sin comprometer la disponibilidad de los recursos naturales para las generaciones futuras.
La nueva ganadería es un componente de la PEP que cobra importancia en el Chaco a partir de las experiencias exitosas implementadas. Hasta la fecha, CIPCA acompaño a 59 comunidades y dos Tierra Comunitaria de Origen (TCO) Machareti e Ingre en el diseño, gestión e implementación de iniciativas económicas de ganadería comunitaria sostenible, esta nueva forma de hacer ganadería interpela al modelo de ganadería tradicional, basada en el desmonte para la implementación de pastizales, en producción extensiva, sin prácticas de manejo, pero en la acumulación de la tierra exigiendo irracionales superficie por cabeza de ganado.
La ganadería comunitaria sostenible es un nuevo modelo de desarrollo alternativo de producción pecuaria que plantea potencializar la cría de animales sobre todo en predios comunales campesinos indígenas, que tiene el objetivo de generar proteína animal para el consumo y para la venta, sin embargo esta actividad debe de ser planificada y eficiente, ya que requiere el mejoramiento de la infraestructura productiva, implementación de prácticas de manejo y fortalecer capacidades en las y los productores. La crianza simultánea en tiempo y espacio de bovinos con ovinos de pelo es totalmente complementaria ya que ninguna de las especies compite en su alimentación.
El año 2018 como institución elaboramos el cuaderno de investigación número 85 “La Ganadería en la Región del Chaco de Bolivia” , con el objetivo principal de evaluar el grado de sustentabilidad de los sistemas de manejo de ganadería semi-intensiva y extensiva en dos áreas del municipio de Machareti, región del Chaco de Bolivia. La investigación lanza resultados interesantes y válidos, basados en las potencialidades y debilidades que presentan ambos sistemas de explotación, estos giran en torno a esferas ambientales, sociales y económicas, al igual que la capacidad de resiliencia y grado se sustentabilidad, para el beneficio de las y los ganaderos del Chaco. La comparación del sistema de explotación extensivo con el semi intensivo muestra diferencias marcadas en cuanto a infraestructura, manejo de ganado, manejo de monte, manejo de agua, registro y calendario sanitario, siendo la ganadería comunitaria sostenible más eficiente en cuanto a:
Emisiones de metano, el ganado bajo manejo semi intensivo reduce su intensidad de emisiones de metano hasta en un 50%en relación al sistema de ganadería extensiva lo cual se puede apreciar en los valores gramos de metano por litro de leche producida (30,51 g L־¹ frente a 70,75 g L־¹).
El sistema de manejo de ganadería semi intensivo por la práctica de rotación de mangas, clausura de montes y manejo del hato evita una mayor emisión del carbono debido a que lo almacena en la vegetación aérea, raíces, suelo, hojarasca y necromasa hasta 10,39 t C/ha más que el sistema de manejo de ganadería extensiva.
Respecto a la carga animal; la explotación de ganadería semi intensivo utiliza 5,66 ha/UA frente a sistema extensivo de 14 ha/UA. Asimismo, la regeneración natural del monte chaqueño en el sistema extensivo se ve afectada por la reducción en el reclutamiento de plantas menores.
El manejo semi intensivo considera elementos de cimentación de sistemas productivos resilientes como la diversificación e integralidad que garantizan menos riesgo para enfrentar los fenómenos climáticos adversos que son muy frecuentes en el Chaco.
Aporte económico del sistema semi intensivo es de 83.184 Bs/año/familia frente a 34.524 Bs/año/familia el manejo extensivo.
La ganadería comunitaria sostenible tiene mayor capacidad de resiliencia en comparación con el sistema de manejo extensivo cuyos índices son (0,79) muy alto; sistema extensivo (0,52) medio, respectivamente.
Se recomienda que el sistema de explotación ganadera extensivo necesariamente debe transitar a un sistema de explotación semi intensivo para asegurar su sustentabilidad ambiental, social y económica, garantizando así un nuevo modelo de producción ganadera en el Chaco.
En términos sociales el sistema de explotación ganadera semi intensiva demuestra que las comunidades tienen una posición relativamente fuerte al interior de su organización al momento de encarar nuevos desafíos como ampliación del hato, construcción de nueva infraestructura o comercialización de animales y queso, aprovechando mejor las oportunidades que se presentan, este criterio aporta de sobre manera a la consolidación de su sistema productivo.
Estos resultados positivos y logros obtenidos por las familias guaraní contribuyen sustancialmente a la mejora de sus ingresos, (el ganado bovino se constituye en su caja de ahorro) seguridad alimentaria y de sus condiciones de vida de la familia y de la comunidad, por lo que se recomienda que deben ser tomados en cuenta en las políticas públicas, planes y programas de desarrollo de instancias de los distintos niveles del estado boliviano y de esta manera lograr cambios para el desarrollo sostenible de la ganadería en el Chaco boliviano.
Por una Bolivia democrática, equitativa e intercultural.