CIPCA Notas

¿Cambiará el mundo de las mujeres rurales después de la COP21 en París?

Autor: Coraly Salazar Carrasco (*)
Fecha: 21/12/2015

Cambia el clima y con el último acuerdo firmado en París por 195 países -luego de realizarse la COP 21 de las Naciones Unidas- parece que las condiciones de desarrollo de varios países deberían comenzar a cambiar también, debe ser un cambio hacia economías bajas en carbono para evitar el sobrecalentamiento en el planeta y garantizar un incremento en la temperatura no mayor a los 2°C durante el siguiente siglo.

Pero, aun queda  algo que lamentablemente en vez de cambiar  más bien parece agravarse cada vez más por los efectos del cambio climático, son las condiciones en las que las mujeres campesinas indígenas del área rural viven y se desarrollan.

El acuerdo de París reconoce que el sistema climático actual plantea amenazas significativas para la población más pobre y más vulnerable, entre la cual  se encuentran las mujeres.

Un ejemplo de esta vulnerabilidad provocada por los efectos del clima la encontramos en Bolivia, entre fines de 2013 y el primer semestre de 2014, cuando gran parte de la Amazonía boliviana sufrió severas inundaciones y en el Altiplano se vivieron fuertes sequías que destruyeron sistemas productivos y económicos, además los medios de vida de miles de familias. De acuerdo a datos del documento recientemente publicado por el CIPCA sobre Lecciones y desafíos que dejaron las inundaciones de 2014 en la Amazonía boliviana, alrededor de 82.000 familias fueron afectadas por estos fenómenos climáticos. Entonces, podemos decir que fueron alrededor de 82.000 mujeres que sufrieron estas afectaciones y las dificultades para recuperarse de los efectos del cambio climático al haber perdido más de 95.275 hectáreas de cultivos en todo el país.

Según datos de la FAO, el 70% de los alimentos consumidos en el mundo es producido por la agricultura familiar; cerca del 40% de los hogares del mundo dependen de la agricultura como forma de vida y aproximadamente una cuarta parte de la población mundial está compuesta de mujeres agricultoras, lo que nos muestra cuánto puede afectar el cambio climático al mundo de las mujeres campesinas indígenas. Y es que las mujeres en todas las regiones tienen algunas actividades productivas a las que se dedican casi de forma exclusiva ya sea por tradición o porque las condiciones las obligan o ante la ausencia de los varones, como por ejemplo la selección y conservación de semillas en altiplano, la gestión del agua en los valles o la crianza de ovejas de pelo en la Amazonía boliviana. Otro dato importante, en un estudio en proceso realizado por CIPCA sobre el Aporte económico de las mujeres indica que en general las actividades de producción de hortalizas y comercialización de productos y subproductos agropecuarios son atendidas casi de forma exclusiva por las mujeres, lo que aporta 100% a la seguridad alimentaria de sus familias ya sea con los mismos productos o con recursos económicos para la compra de otros alimentos no producidos en sus predios.

El acuerdo de París establece que los países menos desarrollados, entre los que se encuentra Bolivia, si bien no están obligados a realizar reducciones en sus emisiones de gases efecto invernadero deberán también hacer los esfuerzos para luchar contra el calentamiento de la tierra, reconociendo sus dificultades, y se les concederá un mayor tiempo para adaptarse, pero no solo eso sino que también serán los que reciban la mayor parte de los fondos. Por lo tanto, a nivel nacional se debe comenzar a plantear estos cambios energéticos promoviendo espacios de debate, reflexión y planificación en los que  las organizaciones sociales y principalmente las organizaciones de mujeres sean parte del diseño e implementación de procesos productivos sostenibles, alternativos al agronegocio y en los que el tema del cambio climático esté presente como parte de sus agendas estratégicas como  un punto central, diferenciando también los efectos del cambio climático entre hombres y mujeres y haciendo incidencia en las autoridades para que las mujeres campesinas indígenas y sus organizaciones tengan una mayor, plena y efectiva en estos espacios y luchen por la inclusión, el respeto de los derechos de los pueblos indígenas, sus formas de vida y el respeto a la madre tierra.

 

(*) Coraly Salazar Carrasco es Responsable de la Unidad de Acción Política de CIPCA.

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