La XI versión del Foro Social Panamazónico lleva su tercer día en el municipio de Rurrenabaque, con la participación de un público de diferentes países que comparten la preocupación y la lucha por la conservación de la Amazonía. Gracias al Proyecto Lidera, ejecutado por CIPCA Santa Cruz y con el financiamiento de AECID y OXFAM, ha sido posible la participación de mujeres indígenas chiquitanas, lideresas y productoras de la región, quienes participan en diferentes ejes temáticos.
Las lideresas María Teresa Supepi de Chiquitania y Marcia Arandia de Guarayos participan en los debates de la Mesa 4, también conocida como el Eje de Mujeres. En estos debates, identifican que una de las raíces del problema es la violencia basada en género, reforzada por los roles de género que se perpetúan dentro de un sistema de opresión machista.
Mujeres amazónicas, chiquitanas, altiplánicas y mestizas comparten que, aunque la violencia tiene las mismas raíces (pobreza, desigualdad, machismo y patriarcado), el modo de sufrirla es diferente en cada territorio. Por ejemplo, hay regiones y comunidades donde las mujeres aún no tienen derecho a usar la palabra en sus asambleas, por lo tanto, la igualdad es una ilusión. En contraste, en otras regiones, las mujeres han logrado espacios de formación y liderazgo, lo cual se refleja positivamente en los puestos y cargos que ocupan a nivel dirigencial, gracias a su coraje para romper, en cierto modo, con las normas de género comunitarias. Ahora, una muestra de esta diversidad de mujeres está reunida para fortalecer sus derechos, sus mecanismos de resiliencia y, sobre todo, recordarse que no están solas.
Nos preguntamos, ¿qué tiene que ver un evento sobre la Amazonía con las mujeres y su lucha contra la violencia? No es sencillo unir estos dos aspectos de análisis, ya que la historia y la sociedad han desvinculado a las mujeres y a sus cuerpos de la vida pública, la política y sus territorios. Esta desvinculación ha condicionado a las mujeres a la vida doméstica, privada e invisibilizada, cumpliendo intereses de reproducción, cuidado y servicio a otros. Lo mismo sucede con la tierra y el territorio: al desvincularlos de lo político y lo comunitario y ponerlos al servicio de intereses ajenos, sufren violencia, se genera un desequilibrio y se acentúan las desigualdades. Este análisis une a las mujeres en una lucha común: la garantía de sus derechos, la protección de sus cuerpos y sus territorios, y la transformación política de sus luchas.
Por una Bolivia democrática, equitativa e intercultural.