El pasado 22 y 23 de mayo se realizó un encuentro de Mujeres Indígenas que da inicio a actividades rumbo al FOSPA 2024 en el que CIPCA Santa Cruz, en el marco de proyecto LIDERA, apoyó la participación de mujeres Chiquitanas en este espacio de articulación y diálogo sobre la conservación y protección de la cuenca amazónica, con el fin de fortalecer acciones de defensa del bosque.
En este mismo espacio se debatieron los cuatro principales ejes:
EJE 1: PUEBLOS INDÍGENAS Y TERRITORIALIDADES AMAZÓNICAS;
EJE 2: MADRE TIERRA;
EJE 3: EXTRACTIVISMOS Y ALTERNATIVAS;
EJE 4: MUJERES
En ese sentido, mujeres indígenas de diferentes lugares de Bolivia, hablaron, debatieron y realizaron documentos en calidad de propuestas y resoluciones dirigidos hacia diferentes actores políticos estatales bolivianos en el marco de los ejes mencionados.
Cada mesa desprendió un debate profundo sobre las problemáticas de cada territorio convocado a este evento, entre ellos, los más sobresalientes fueron: minería, transición energética, expansión de la frontera agrícola, violencia contra las mujeres y seguridad alimentaria.
Las mujeres debatieron sobre las diferentes formas de resistencia en sus territorios, ante el ingreso de la minería y las hidroeléctricas, en algunos casos, y en otros, como la Chiquitania, la resistencia apuntaba a luchar contra la deforestación, el avasallamiento y el aumento de los índices de violencia. Comparten que, desde el gobierno, no se están garantizando la aplicación de las leyes ni mucho menos fiscalizando la violación a los derechos de los pueblos indígenas y sobre todo a las mujeres indígenas y concluían lo siguiente:
-Las organizaciones de mujeres y las comunidades de toda Bolivia, se declaran en resistencia para proteger la Amazonia.
-Que las organizaciones deberían trabajar en conjunto para poder elaborar una resolución dirigida al estado, para que pueda tener el carácter y el peso correspondiente de incidencia política.
-Replantear las formas de control social y movilización desde las organizaciones indígenas para fiscalizar la violación de los derechos a los territorios.
-Que la minería es una actividad extractiva que afecta al medio ambiente, y no hay formas que minimicen su impacto al territorio de los pueblos indígenas, aun así, es inviable dejar de practicarla en el país debido a que muchos pueblos sobreviven económicamente gracias a ella, por ende, se tienen que repensar alternativas sostenibles.
-La producción de alimentos en los territorios indígenas se basa en la recolección y la producción desde un enfoque agroecológico, pero desde el estado, no se garantiza la sostenibilidad de dicho modo de producción, es más, se facilita la dotación de tierra destinada a la deforestación y a la contaminación del medio ambiente en nombre del desarrollo productivo.
-Los mercados para los productos ecológicos son escasos, por ende, las comunidades productoras se ven afectadas.
-La transformación de la materia prima en productos terminados, todavía sigue siendo una dificultad en las comunidades productoras, es por eso que se trabaja de manera aliada con las organizaciones no gubernamentales, y se agradece la inversión de tiempo y recursos para el progreso sostenible de los pueblos indígenas.
Entre la frustración y la rabia, a causa de las injusticias vividas en sus territorios, las mujeres aun construyeron espacios para la inspiración, la risa, el hermanamiento entre ellas, y la confabulación de estrategias para fortalecer la vocería política ante estas problemáticas y hacer llegar dichas demandas hacia los actores políticos estatales correspondientes.
Por una Bolivia democrática, equitativa e intercultural.